
En la parte norte de la ciudad se ubica el albergue a cargo del padre Manuel Ponte, el cual fue clausurado. El religioso señala que la casa de acogida se creó motivado por la caridad y el amor al prójimo, de ahí que recibe a personas indigentes, muchos de ellos drogadictos.
Sostiene que el servicio que brinda es totalmente gratuito, “nos apoyan personas de buen corazón que nos donan alimentos y más productos que requerimos para el funcionamiento”. Solicita a las autoridades ayuda para retomar el servicio.